En 1893, con el permiso del Sr. Arzobispo de Zaragoza y a petición de los sacerdotes D. José Fogués y D. Miguel Sarrió, cura párroco de la iglesia del Milagro de Valencia, vienen las Hermanas con la venia del Sr. Arzobispo de Valencia, para hacerse cargo del Asilo de la Inmaculada. Era el 9 de abril de 1893.
Una comunidad de cinco Hermanas se establece pues en el “Asilo La Inmaculada”. El asilo era una casa destinada a las jóvenes que trabajaban en el servicio doméstico y que se quedaban sin ocupación. Allí permanecerían hasta encontrar una nueva colocación.
El asilo no disponía de ingresos por lo que las Hermanas inician unas clases de párvulos, en un piso de la Congregación, sin dejar de atender a las jóvenes. En estos primeros años tuvieron muchas dificultades económicas y necesitaron recurrir a la realización de trabajos manuales para recaudar fondos. En las clases hubo tanta afluencia de alumnos, que en 1900 tuvieron que trasladarse a otro local más grande, en la Avenida del Puerto, a una casa de dos pisos y planta baja, con el fin de dar respuesta a la necesidad de escolarización en la zona rural del Puerto.